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El Ayuntamiento de Don Benito tributará un homenaje póstumo a Demetria Trujillo

 

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El Ayuntamiento de Don Benito tributará un homenaje a título póstumo cuando las circunstancias lo permitan a la escritora Demetria Trujillo Aguilera.


Demetria Trujillo Aguilera falleció el pasado 8 de diciembre a los 73 años de edad tras una larga enfermedad. De origen granadino, trabajó junto a su marido, Manolo, en Don Benito regentando una pequeña tienda de alimentación en la calle Federico García Lorca (al lado del Parque Tierno Galván) hasta su jubilación hace solo unos años. Precisamente, gracias a la jubilación pudo cultivar con mayor dedicación una de sus grandes pasiones: escribir.
Rápidamente publicó ‘Mientras la palabra exista’, editado por la asociación Proines y que contenía dos de sus relatos ‘Historia de Sol, el príncipe que no tenía corazón’ y ‘El hombre que tenía las orejas de trapo’, unos relatos con apariencia de cuentos infantiles por sus títulos, pero con una importante carga social.
‘Deme’, como era conocida, transmitía en su forma de escribir una sencillez que enganchaba al lector. Nacida en Atarfe (Granada) en 1946, era la quinta de seis hermanos y se definía como «Licenciada en Sueños, hambrienta de sabiduría y doctora de los cinco sentidos que amasan los sentimientos».

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Humilde por linaje, paciente por imposición y escritora por amor, tenía parentesco con la familia de Federico García Lorca, llegaba a decir.
Sus recuerdos más antiguos con respecto a los libros databan de cuando tenía tres o cuatro años. Entonces, al abrir los libros de sus hermanos mayores, quería saber qué decían aquellas letras, por lo que su deseo de aprender germinó en ella a muy temprana edad. «Me gustaba ir a la escuela. A los cuatro años, doña Valle, mi maestra, ya me hacía salir al pasillo y recitar poemas a las visitas», comentaba en vida. Apenas tenía seis años cuando sus padres se trasladaron a Extremadura.
Siempre le gustó saber leer y escribir bien, por lo que desplazarse para ir a la escuela varios kilómetros andando no suponía para ella ningún sacrificio, ya que vivía en el campo, A los catorce años escribió una novela que, por no tener idea de cómo llevarla al papel, quedó para siempre guardada en su memoria. Una libreta y un boli fueron siempre objeto de su deseo. Le gustaba escribir en todo lo que se me ponía por delante, incluso en las cajas de los zapatos.
No pudo estudiar Magisterio que era su deseo, ya que contrajo matrimonio, tuvo a sus hijos y fueron estas prioridades las que absorbieron su vida, aunque nunca dejó de escribir.

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