El museo etnográfico Agustín Aparicio Cerrato de Don Benito ha elegido este mes de diciembre como pieza del mes a su portal matancero.
El visitante puede observar la mesa donde se sacrificaba al cerdo, el cesto del matador, máquinas para picar la carne, artesas para amasar y guisar, endoques para embutir, barreños, tinajas, orzas y todo lo necesario para llevar a cabo esta tradición tan arraigada en nuestra tierra.
Cuentan las viejas crónicas que los celtas que habitaban Europa ya celebraban la matanza del cerdo. En España es una tradición secular y siempre ha tenido un carácter festivo. En la Edad Media, la muerte del cerdo se convirtió en espectáculo y pasó del interior de los patios de las casas a la puerta de las viviendas, a la calle misma, para que los vecinos pudieran participar.
La matanza extremeña se ha convertido en un auténtico ritual que configura una muestra fundamental de la cultura, ligada a las tradiciones de hombres y mujeres anónimos que forman una comunidad. Es el reflejo de una sociedad de origen campesino que aprovecha los recursos de la zona y que ve en la cría del cerdo una salida en tiempos de escasez.
La matanza se desarrolla en invierno, preferiblemente en los meses de noviembre, diciembre o enero. Precisamente, se lleva a cabo en estos meses por que el ambiente frío es idóneo para almacenar los productos y que luego alcancen el estado óptimo de curación para ser consumidos posteriormente.