Faltó unidad en el grito de dolor del campo

camposerena

Artículo de opinión de Antonio Donoso, Copropietario de la Ganadería merina CampoSerena

“Divide y vencerás” era la máxima de Julio Cesar. Esta filosofía le llevó a ganar tantas batallas en las que los números no estaban de su parte.
La unidad hace al pueblo y mientras no exista unidad, no hay pueblo.
El pasado domingo 23 de enero acudí a la manifestación, en Madrid, convocada por varias asociaciones que pretendían ser una expresión del mundo rural para pedir ayuda, para gritar que existe una España lejos de las capitales que lo está pasando mal.
Recorrí varias veces el tramo que va desde la estatua del Marqués del Duero, donde estaba la cabecera de la manifestación, con 40 tractores asturianos colocados a modo de zapadores de infantería, hasta la Plaza de san Juan de la Cruz, donde había instalada una tribuna desde la que varios oradores hablaban a sus seguidores.
Observé que no habían asistido, por alguna razón que desconozco, muchas de las cooperativas agropecuarias, ni las casas de piensos, ni de fertilizantes o de abonos, las asociaciones de regantes, las firmas de maquinaria agrícola, ni tampoco las asociaciones de comerciantes, ni las cooperativas olivareras, ni los sindicatos agrarios y así un largo etcétera de ausencias.
Yo no alcancé a verlos.
La unidad es más necesaria que nunca. O vamos todos a una, o nunca venceremos. Todo el mundo rural debe tener cabida en sus demandas orientadas hacia la mejora y seguridad de sus familias y continuidad de sus explotaciones. Todos estamos sufriendo.
El precio del gasoil mata lentamente nuestra agricultura; la burocracia ahoga a pequeñas ganaderías extensivas familiares; la mala prensa y la desinformación hace que actividades como la caza, que da de comer a tantas familias y que se lo juega todo en unos pocos meses se venga abajo; la tauromaquia clama por una solución que no pase por la simple prohibición de las corridas de toros; La cetrería va a menos, el corcho se sustituye por plástico, la fruta se trae de fuera y no se protege el producto nacional.
Y el drama no acaba ahí… los precios de las materias primas suben en mayor medida que los precios de venta, la regulación y las ayudas las deciden políticos sentados en despachos y desconectados del campo, y los impuestos se ceban con todo el sector primario mientras que la solicitud de subvenciones se vuelve una tarea compleja al alcance de unos pocos. Todo eso y más por no hablar de aranceles.
Somos el sector primario, los que guardamos las zonas rurales, los que vivimos en los pueblos, los que sembramos frutales y cereales, los que criamos ganado para alimentar a nuestros hermanos y compatriotas, los que al fin y al cabo llenamos las estanterías de los supermercados, somos los que pedimos ayuda para salir de este agujero negro en que nos hundimos.
El mundo rural siempre ha sido corazón, orgullo, furia y rabia, tesón y aguante frente al sufrimiento, pero esto no nos hará vencer. Toca unirse y hablar como un solo hombre, con una sola voz.
Unidad. Ante todo unidad.
Antonio Donoso
Copropietario de la Ganadería merina CampoSerena

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