Un conjunto de invierno de estilo oriental y que data de 1910, es el traje del mes en el Museo del Traje colección Eduardo Acero en el centro museístico Charo Acero de Villanueva de la Serena.

Este conjunto consta de tres piezas: la falda, la camisa y un abrigo de corte japonés con bordado; además de un gran sombrero con cinta de tafetán de color marfil, hebilla y plumas blancas. El conjunto de complementa con un cuello de encaje blanco, bolso y botines negros.

Se trata de un modelo que apuntaba a lo que sería el gran cambio que en todos los ámbitos ocasionarían los años 20, pero que ya en la década anterior fue suponiendo un cambio que también se reflejaba en la moda. Esa década de 1910 sentó las bases que harían que la moda entrara en la verdadera modernidad y libertad de la mujer, en todos sus aspectos, y que ella pasara a ser la verdadera protagonista.

Coincidiendo con el inicio del siglo, cambió la estética de la indumentaria de la mujer, y paso a tener forma de S. Además, en esta época surgieron los trajes sastre y vestidos con cierta influencia masculina; coincidiendo también con la incorporación de la mujer al mercado laboral.

El largo de los vestidos se acorta, y permiten ver los zapatos. Una época, además, en la que la presencia de los encajes y las plumas tuvieron mucho éxito, especialmente en camisas y sombreros. En la década de los 10 del pasado siglo XX, la moda tuvo un fuerte influjo del Ballet Ruso y de la estética oriental, muchos vestidos tenían la forma de kimonos especialmente el uchikake, de seda con mangas largas y ricos ornamentos y que se utilizaba especialmente en las bodas. Se puso de moda también incluso la forma de ponerse el kimono en sí.

Una época de cambio y transformación que también supuso el cambio en el color, pasando de los tonos pastel a los colores llamativos. Aparece la silueta con tendencia vertical, los corsés rectos y largos se ponen de moda junto con las faldas con poco vuelo y sobrefalda.