Una máquina de escribir “L.C. Smith & Bros” es la pieza del mes de marzo en el museo etnográfico “Agustín Aparicio Cerrato” de Don Benito.
Aunque en la actualidad ha sido relegada del mundo laboral por la evolución tecnológica, la máquina de escribir supuso un importantísimo avance en la sociedad de finales del siglo XIX y durante casi todo el siglo XX. Surgió como una necesidad al verse incrementado el trabajo en oficinas y realizarse todos los documentos de forma manuscrita, empleándose para ello mucho tiempo.
Si bien en 1714 existía ya una patente inglesa de una máquina de transcribir e imprimir cartas materializada por el inglés Henry Mill, el primer proyecto conocido de máquina de escribir fue el “címbalo escribiente” del italiano Giuseppe Ravizza, patentado en 1856.
Pero no fue hasta 1870 cuando el danés Rasmus Malling-Hansen comercializó la primera máquina de escribir, que tuvo un enorme éxito en Europa. A partir de 1920, la máquina de escribir alcanzó un diseño más o menos estándar, con pequeñas variaciones de un fabricante a otro. Las ventas de máquinas de escribir llegaron a su punto máximo con el desarrollo económico posterior a la Segunda Guerra Mundial, sobre todo entre periodistas, escritores y hombres de negocios.
Como dato curioso, señalar que en los años 40 del pasado siglo XX se comercializó una máquina de escribir muy silenciosa que resultó un fracaso, lo que llevó a los fabricantes de estas máquinas a concluir que a los usuarios de éstas les gustaba escuchar el sonido del tipeo mientras escribían.
La empresa “L. C. Smith & Bros” fue fundada en Nueva York en 1903 por Lyman C. Smith y sus hermanos: Wilbert, Monroe y Hurlbut. Previamente, en 1886, los hermanos Smith habían creado la “Smith Premier Typewriter Company”, que posteriormente se unió a “Unión Typewriter Company”, para separarse al poco tiempo por desavenencias empresariales.
La máquina de escribir fabricada por la empresa “L. C. Smith & Bros” que presentan como Pieza de este Mes de Marzo de 2021, data de principios del siglo XX y, aunque fabricada en Estados Unidos, se destinó al mercado español, por eso el teclado contiene la letra “Ñ”. Fue donada a este Museo en 2000 por Francisca Cerrato y Manuel Merchán, a quienes el Ayuntamiento de Don Benito expresa su agradecimiento.