El alcalde de Medellín, Valentín Pozo, afirma que cada día se hace más necesario el aumento del número de plazas de arqueólogos adscritos a la Dirección General de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes.
A pesar que desde el Ayuntamiento de Medellín reconocen los esfuerzos que la Dirección General realiza para atender todas las solicitudes de seguimiento arqueológico que se hacen para obras en el municipio, tanto de iniciativa pública como privada, el primer edil señala que desde que se declaró la zona de Bien de Interés Cultural de Medellín (BIC) allá por el año 2014, y las zonas que se han declarado posteriormente en otras partes de Extremadura, el paulatino aumento en la carga de trabajo de los actuales arqueólogos ha hecho que se ralenticen las obras promovidas en la zona de protección arqueológica, lo cual desincentiva la realización de las mismas, provocando una "huida" de nuevos vecinos hasta más allá de los límites del espacio BIC.
La consecuencia directa es que se acaben "vaciando" las calles y barrios incluidos en la zona BIC o, en su caso, que se lleven a cabo obras sin el correspondiente seguimiento arqueológico, poniendo en serio riesgo el patrimonio histórico local.
Para el alcalde, la protección del patrimonio de Medellín es una prioridad, pero ello no debe convertirse en un quebradero de cabeza para los vecinos, ya que verán esa protección como un problema añadido en la ejecución de sus obras. Según Pozo, Medellín tiene suficiente carga de trabajo como para destinar un arqueólogo casi en exclusiva al municipio. Por ello, ha solicitado una reunión con el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, para abordar la reactivación del convenio de colaboración firmado en su día entre el Ministerio de Cultura, la Consejería del mismo ramo y el propio Ayuntamiento, el cual no se ha llegado a desarrollar.