La décima edición de Extremagia dijo este sábado adiós en Don Benito con una extraordinaria gala que reunió a los mejores ilusionistas del momento.
Lleno en el auditorio de Feval para presenciar un espectáculo de más de dos horas de duración que se pasaron volando por lo entretenidas que resultaron las actuaciones.
La gala de este año no contó con un presentador al estilo tradicional de año anteriores, pero eso no fue óbice para que le faltara dinamismo y organización. De ahí que Juan Tamariz, Jorge Blass, Luis Larrodera o el propio Víctor Cerro asumiesen ese rol a la perfección dando paso a sus propios números o a otros artistas.
La primera parte de la gala fue protagonizada por el maestro de maestros, Juan Tamariz. Interactuando continuamente con el público, su actuación estuvo aderezada con sus habituales y desternillantes chistes y concluyó con sus sorprendentes juegos de cartas que dejaron boquiabiertos, una vez más, a todos.
Víctor Cerro dio un aperitivo a lo que sería su número de escapismo final con un truco en el que hizo aparecer sobre el escenario a la cantante Carmen Tena ante sorpresa de los presentes.
Jorge Blass echó mano de la tecnología de un teléfono móvil para, con la complicidad de un espectador, estampar en una pizarra la fecha de este día, el número de espectadores asistentes y la hora exacta en la que finalizaba el número. A la vez hacía aparecer billetes de distinta cuantía ante la sorpresa del pequeño Álvaro, pinchaba las cartas elegidas por el público o despertaba la admiración de otra niña restableciendo mágicamente la cuerda de su globo.
Con el televisivo Yunke llegaron al escenario los tremendos números de escapismo, tan espectaculares y llenos de efectos de todo tipo y con el jovencísimo mago Rubén el amor y la magia se fundieron en la gala con este ilusionista de solo 14 años.
La extraordinaria habilidad, la técnica, la destreza y la magia en estado puro con solo sus manos se mezclaron en la actuación de Héctor Mancha, enormemente aplaudido, al igual que el resto de artistas de la gala. El broche final vino de la mano de Víctor Cerro, quien, presentado por el televisivo Luis Larrodera, protagonizó un número de escapismo en un recipiente lleno de mil litros de agua que mantuvo en vilo a los espectadores.