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Un sillón dental es la pieza del mes de junio en el museo etnográfico Agustín Aparicio Cerrato

sillon dental Don Benito

Un sillón dental es la pieza del mes de junio en el museo etnográfico Agustín Aparicio Cerrato de Don Benito.

 

El sillón dental seleccionado como pieza de este mes de junio de 2019 está catalogado con el número de expediente 052/05, data de mediados del siglo XX y fue donado a este museo por Julio Hidalgo-Barquero Suárez de Venegas, a quien el Ayuntamiento de Don Benito expresa su agradecimiento.
La odontología, llamada en sus inicios como arte dentaria, nació en la Prehistoria, y sus registros más antiguos datan del año 3500 a. C. en Mesopotamia, zona del actual Oriente Próximo situada entre los ríos Éufrates y Tigris.
En el siglo XII, el “dentista” se sentaba en el suelo con la cabeza del paciente entre sus piernas para extraer las piezas con tenazas.
A partir del siglo XIII los cirujanos dentistas comenzaron a trabajar utilizando la posición en pie, al lado del sillón con el paciente sentado porque las herramientas empleadas todavía no permitían una postura adecuada.
A mediados del siglo XVII las operaciones dentarias se realizaban en una silla de cocina adaptada; después en las sillas de los barberos, que colocaban un apoyo a cada lado para los brazos para que los pacientes pudieran aguantarse en el momento de la extracción.
Los griegos fueron los primeros en crear un sillón con fines quirúrgicos. Y en 1719 el padre de la odontología, el francés Pierre Fauchar, recomendó el uso de un sillón para la comodidad del operador y del paciente, propuesta que aparece en su célebre obra Le Chirugien Dentiste (París, 1728)). Con el paso de los años y buscando una mayor comodidad para el paciente se añadió un apoyo para la cabeza, surgiendo el sillón dental construido por el estadounidense Josiah Flagg entre 1790 y 1812. Este sillón era de madera con reposacabezas y un brazo derecho amplio para dejar el instrumental; se colocaba siempre cerca de una ventana porque los tratamientos se realizaban siempre con luz natural.
En 1868 James Beall Morrison fabricó un sillón que permitía una ligera inclinación lateral para facilitar el trabajo del dentista. Y en 1871 aparece un sillón fabricado íntegramente en metal que podía variar su altura a través de una manivela. Finalmente, en 1877 se fabricó el primer sillón hidráulico, que permitía una mejor posición de la espalda del paciente durante los tratamientos dentales y la mejora del trabajo del cirujano dentista. A finales del siglo XIX comienza la industrialización de los sillones dentales próximos a los patrones actuales.
El estadounidense John Naughton diseñó en 1958 el primer sillón reclinable. Durante los años 70 el sillón dental adquiere su formato actual, con mesas y aparatos auxiliares, alcanzando la máxima eficiencia en el trabajo del dentista y su asistente con diseños más contorneados y confortables.
En definitiva, la evolución del sillón dental con la incorporación de elementos ergonómicos a lo largo del tiempo ha permitido mejorar las condiciones de trabajo del profesional y la comodidad de los pacientes.

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