Liliana González y Lucía Fernández, ganadora y finalista del 43 Felipe Trigo, presentan sus obras

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Las mujeres son, sin duda, las protagonistas de la 43 edición del Premio Literario Felipe Trigo que se falló en noviembre pasado y cuyas obras, la ganadora y la finalista, se presentaron en un acto literario este miércoles 24, en el centro museístico Charo Acero. Y es que son las dos mujeres, Liliana González y Lucía Rodríguez ganadora y finalista respectivamente, y también los personajes de sus novelas “Lo que trae el tiempo” y “Clavarse las uñas”, son mujeres.

Unas obras que ya están disponibles en las librerías y que están en el circuito de las distintas ferias del libro que se están desarrollando en todo el país.

Ambas tuvieron ocasión de hablar de sus novelas, de la importancia del premio y de lo que ha supuesto para ellas que sus obras estén publicadas. Unas obras que el jurado, presidido por Paloma Sánchez-Garnica, calificó como obras de muy buena calidad.

La alcaldesa Ana Belén Fernández puso en valor la importancia que el premio literario. Un premio por el que todas las corporaciones municipales han apostado y que referencia a la ciudad. Además, quiso poner en valor el trabajo de la comisión lectora, imprescindible para que el premio cumpla este año ya su 44 edición, que se fallará en noviembre próximo.

Además, a las escritoras les dijo que forman parte por derecho propio del premio y están vinculadas a nuestra ciudad; sin olvidar que formarán parte del jurado del premio de este año.

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Fernández ha tenido también palabras de agradecimiento a la Fundación José Manuel Lara, por la apuesta que hizo hace ya seis años por el Premio, “y al querer formar parte de él, se prestigia aún más. Es uno de los más importantes de nuestro país, y su prestigio es mayor desde que la Fundación está junto a nosotros en el premio, porque tiene más difusión y más reconocimiento aún”. También destacó la independencia del premio, que lo referencia, además de que la calidad de las obras es la premisa que el jurado siempre valora.

Por su parte, Pablo Morillo, director de la Fundación, también valora de forma muy positiva el trabajo conjunto del Ayuntamiento y la Fundación. “Hemos crecido juntos, y el premio está creciendo con nosotros, es un premio muy importante. Nosotros somos exigentes, no publicamos cualquier cosa, y el premio Felipe Trigo gusta, es un premio que viene del público porque los lectores están representados en la comisión lectora”.

En cuanto la ganadora, Liliana González, su obra es la primera que ve la luz, aunque no es su primera novela. Es autora, además, de varios relatos.

Para ella, ganar el Felipe Trigo es “un orgullo y un enorme agradecimiento a quienes han considerado que mi historia valía la pena ser leída, agradecimiento al jurado y a la comisión lectora que la fue llevando de la mano hasta dejarla entre las nueve novelas finalistas. Es una gran emoción y felicidad, porque ganar este premio me da la oportunidad de poder llegar a los lectores que son, en definitiva, para quienes escribimos”.

En cuanto a la historia, explica, se trata de la historia de una mujer, Paca Saravia, que desde los 15 hasta que se hace mayor va enfrentándose a los sueños que quiere conseguir “y también a las pérdidas y fracasos que tiene y que también tiene que saber gestionar. Se desarrolla en los años 40 y ahora esos logros pueden parecer fáciles, pero en aquella época no”. La obra, añade, tiene personajes muy valiosos que van enfrentándose a lo que la vida les va deparando. Se trata, explica, “en definitiva de la vida. Hay un personaje ausente, pero con una presencia increíble, y que va cambiando porque cambia la percepción que de él vamos teniendo”. Es, añade, una novela luminosa.

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En similares términos se pronuncia Lucía Rodríguez, quien a raíz de la pandemia comenzó a escribir y su obra, finalista del premio, es la primera novela que escribe. El haber sido finalista, explica, representa “la posibilidad de que este libro exista. Cuando acabé esta historia, la metí en una botella y la lancé al mar. En un contexto como el actual en el que resulta tan difícil entrar en el mundo editorial, tuve la suerte de que aquella botella la recogieran en el Felipe Trigo. Y gracias al jurado del Premio y a la Fundación José Manuel Lara esta historia existe hoy más allá de mi propio archivo, puede llegar a otras personas y ser leída. Me siento enormemente afortunada por ello”.

La obra de Rodríguez también tiene a una mujer como protagonista. Es, explica, “una historia de supervivencia de distintas violencias. Ella va buscando la forma de sortear las opresiones que vive. Es una novela de mujeres, pero también hay dos personales masculinos muy polarizados en cuanto a la relación que tienen con la protagonista. Es una obra
que transita con una toma de conciencia de que lo que te salva, pero que te condena al mismo tiempo”.

Ignacio Fernández Garmendia, editor de la Fundación, subraya que se trata de dos muy buenas novelas, son excelentes. Son dos obras de autoras tardías, y que tienen en común a dos mujeres fuertes como protagonistas, aunque cada una con sus particularidades.

La obra de González, indica, es de una tradición más narrativa, mientras que la de Rodríguez es más experimental. Ambas también tienen en común, añade, “que son dos novelas con una narrativa poderosa que huyen de los estereotipos”.

En cuanto al premio Felipe Trigo, Fernández subraya que se es un premio de impecable limpieza, es un premio ejemplar.

 

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