El IES Pedro de Valdivia sigue celebrando año tras año la quema de la calabaza. En torno a ese acto hubo multitud de actividades que conforman el mosaico ideal para una jornada lúdica llena de buen humor y convivencia entre toda la comunidad educativa.
Es cierto que la tradición que nació hace más de treinta años se ha modificado en el tiempo: en los 80 el desfile detrás de la calabaza llevada en andas por las calles más céntricas de la localidad y seguida de alumnos y profesores disfrazados tenía lugar por la tarde y acababa en una fiesta nocturna en alguna discoteca.
Ahora se hace durante la jornada lectiva y el desfile es más corto (sólo por la avenida de Chile). Antes se hacía el día de Santo Tomás de Aquino (28 de enero) y ahora se hace en primavera, cuando el clima invita más a estar fuera para desfilar o para disfrutar del resto de propuestas.
“El encanto de esa jornada va más allá del símbolo de quemar las calabazas que no queremos ni dar ni recibir en lo académico: lo mágico de ese día es el ambiente que se respira en el centro, la convivencia, la implicación de alumnos y profesores en las diversas actividades que van desde el concurso de disfraces a las actuaciones musicales pasando por otras como el torneo de ajedrez, concurso y degustación de pasteles, concierto de piano y voz, desayuno de churros con chocolate y este año la inauguración de un mosaico con más de 17.000 teselas realizado por los alumnos de ESO en la asignatura de Educación Plástica”, señalan desde el instituto.