Querido amigo DANlEL:
Acabo de enterarme que has fallecido y un profundo dolor me abate en estos momentos ya de por sí lúgubres. Te has ido sin que podamos acompañarte junto a tu familia para darte el adiós en tu último viaje.
Te conozco desde muy joven y después, en la distancia, he seguido tus pasos como persona y como empresario, como hombre comprometido con su tierra hasta el último momento, que supiste sobreponerte a todas las vicisitudes que se te cruzaron por el camino, menos a esta terrible, larga y dolorosa enfermedad, contra la que has luchado como un jabato.
Me vienen a la mente tantos recuerdos tuyos en torbellino, tal vez porque esa es la imagen que guardo de ti, la de un remolino grande como tú de cuerpo, de ideas y proyectos, de apoyo y solidaridad, de esos que le echan coraje a sus inquietudes, contra viento y marea, como sólo hacen los grandes hombres.
Quienes te conocimos sufrimos por tu marcha, y es para todos un día de enorme pena. Por mi parte envío a tu esposa e hijas un fuerte abrazo de condolencias por tan trágica pérdida, pero ellas saben, Dani, que tú les ha legado toda su experiencia y la brújula para seguir tus pasos.
Dani, desde aquí y ahora no se me ocurre otra cosa que expresarte mi más profundo cariño, respeto, consideración y agradecimiento por haberte cruzado en mi camino.
AUTOR: JULIÁN MORA ALISEDA.