¿San Silvestre para todos?

san silvestre

Las carreras populares son ya también parte de la tradición navideña tanto como el turrón de almendras o los villancicos. En los últimos años se han ido celebrando cada vez más pruebas aumentando progresivamente el número de participantes, incluyéndose corredores de mayor edad y más noveles.

(Por Pablo García, cardiólogo).-
La prueba original, la San Silvestre Vallecana es un recorrido de 10 km. En Extremadura se organizan en estos días más de una veintena de carreras de este tipo, en Don Benito es la XX San Silvestre Dombenitense, en Villanueva de la Serena la X Carrera de Navidad, de 5 km de distancia cada una.
Este tipo de ejercicio físico es claramente favorable para nuestra salud cardiovascular, no obstante se da la paradoja siguiente, el esfuerzo físico máximo puede provocarnos eventos cardíacos como una muerte súbita, sin mencionar otras lesiones más leves si no estamos debidamente entrenados.
El hecho de que sean distancias más cortas no hace que estén exentas de riesgos. De hecho los estudios señalan un riesgo similar en las carreras de maratón o media maratón. No tenemos registros fiables en este tipo de acontecimientos de menor distancia, sin embargo el riesgo parece no depender de la prueba en sí, sino de nuestra condición física previa y otros factores de riesgo.
El riesgo es mayor en varones, por encima de los 45 años, sedentarios o que tienen antecedentes de cardiopatía previa. En profesionales o corredores con gran experiencia se produce una incidencia baja de 1 complicación cardíaca por cada 50.000.
La preparación para este tipo de prueba para un corredor novel debería ser de unas 4-6 semanas para alcanzar progresivamente la forma física necesaria. Se debe evitar el día de la carrera ir demasiado “al límite”. Hay que estar bien hidratado, evitar las comidas copiosas antes de correr y el alcohol, así como otras sustancias que pueden alterar el rendimiento.
La recomendación de manera general de chequeos médicos rutinarios para estos corredores amateur es controvertida, porque la tasa de eventos es baja y a veces estos exámenes pueden ser excesivos, sobre todo en términos económicos. El debate resurge cuando sucede una complicación y se recuerda que en este tipo de eventos no hay ningún requisito previo.
Personalmente creo que hay varios grupos especialmente vulnerables:
En primer lugar todos aquellos con antecedente de cardiopatía o con otras condiciones médicas que les hacen proclives a complicaciones (insuficiencia renal, enfermedades respiratorias).
Aquellos con factores de riesgo cardiovascular (tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes, dislipemia, mayores de 45 años, sobrepeso, sedentarismo).
Por último, quiénes no tienen factores de riesgo pero son sedentarios y no han realizado nunca ninguna prueba de elevada intensidad, especialmente por encima de los 35 años.
En estas personas parece recomendable la valoración preparticipativa, mediante una historia clínica detallada, exploración física, electrocardiograma y resto de pruebas complementarias que sean necesarias en cada caso para evaluar su salud cardiovascular.
En definitiva, igual que invertimos unos recursos en ropa deportiva, pulsómetro, calzado, etc. deberíamos también considerar invertir tiempo en hacernos una revisión médica en dichos supuestos. Además es fundamental que estemos atentos a cualquier señal de nuestro cuerpo que nos oriente a que algo no va bien, en cuyo caso deberíamos solicitar ayuda al profesional.

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