Un Calígula lúcido y nada historicista en el Festival de Mérida

caligula

Del 12 al 16 de julio se representa en el teatro romano de Mérida la obra Calígula, de Mario Gas.


El director ha construido un Calígula destructivo, pero lúcido para reflexionar sobre el poder, la corrupción, la maldad, el nihilismo y la existencia en el segundo estreno teatral de la edición número 63 del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida tras la despedida de La Orestíada de José Carlos Plaza.
La obra cumbre de Albert Camus se sube a la arena del Teatro Romano de Mérida con un reparto de nueve actores encabezado por Pablo Derqui, que debuta en el Festival de Mérida, en el papel del emperador tirano y déspota que gobernó desde el año 37 al 41. Completan el reparto Borja Espinosa (Quereas), Mónica López (Cesonia) Bernart Quinta (Escipión), Xavier Ripoll (Helicón), y como corifeo: Pep Ferrer, Pep Molina, Anabel Moreno y Ricardo Moya.
Mario Gas, autor de la dramaturgia de esta obra de Camus además de director, considera que Calígula es “un texto fundamental en el teatro del siglo XX, porque aporta todos los temores de la colectividad hacia un tirano, el nihilismo de alguien que puede, por un hecho fortuito y doloroso, especular sobre el verdadero dolor y de ahí pasarse a un lugar donde el dolor se infringe a los demás y si tienes poder, el poder se rompe en mil pedazos hasta convertirse insoportable y exterminador para los demás”.
El Calígula que pretende presentar Gas en Mérida está alejado de ser un personaje patológico, enfermo, loco, como se ha dibujado en otros montajes sobre la obra, “porque –sostiene el director- eso es de alguna manera una eximente de la maldad a conciencia con la que opera sobre la gente a la que domina y a la que manda”. De ahí que su proyecto, además de huir de la versión historicista, indague en que “desde la lucidez, desde el nihilismo y desde el afán de saber por un lado equivocado, llegamos a la destrucción y a crear un monstruo y un enemigo que la sociedad tiene que eliminar para poder sobrevivir”.
Esta representación sobre la arbitrariedad del poder o la fragilidad de la existencia se ve reforzada en una simbólica escenografía creada por Paco Azorín e inspirada en el Palazzo della Civiltà del Lavoro en Roma (conocido también como el Colosseo Quadrato), un edificio representativo de las construcciones de la época fascista italiana de Mussolini.
La obra de Albert Camus ha podido verse en otras seis ocasiones anteriores en el Teatro Romano de Mérida, la última en 2010. En esta ocasión se trata de una coproducción del Festival de Mérida, el Teatre Romea y el Festival Grec, al que viajará tras su estreno en Mérida.

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