Fusión Don Benito-Villanueva ¿para qué?

carretera Don Benito-Villanueva

Artículo escrito por Julián Mora Aliseda.

Hace justo 200 años, enero de 1822, durante el Trienio Liberal, se lanza la construcción del nuevo Estado donde se promueve la división provincial para toda España con atribuciones administrativas, gubernativas, judiciales y económicas, según criterios de igualdad jurídica, unidad y eficacia, de tal modo que las Cortes aprobaron, con carácter provisional, una circunscripción del territorio en 52 provincias, que se mantienen posteriormente como definitivas en 1833, con la resolución del ministro Javier de Burgos.
En esas fechas, Don Benito era uno de los núcleos más pujantes de toda España, según indica D. Antonio Ponz (1784), y junto a Villanueva de la Serena superaban en habitantes a 36 de las 52 capitales de provincia elegidas, incluidas las 3 del País Vasco, las 4 de Galicia, las 2 de Canarias o Badajoz y Cáceres, además de otras tan señeras como Salamanca, Oviedo, Tarragona o Santander, por poner sólo algunos ejemplos. Ambos municipios ni pensaron en unirse ni tampoco en reivindicar ante el Estado absolutamente nada, el sistema caciquil de ese momento no quería tener cerca estructuras de control. Tampoco después presionaron para concluir la vía de ferrocarril desde Villanueva de la Serena (salida de las Vegas Altas) a Madrid por Talavera de la Reina. Fueron muchas las muchas oportunidades perdidas.
Desde los años 60 del pasado siglo se muestra por primera vez una tendencia entre ciertos círculos intelectuales hacia la fusión, que se acentúa en los años 80, con implicaciones políticas que no llegaron a concretarse. Sin embargo, en 1997, con la exclusión de esta zona en el reparto de campus universitarios hubo una demanda de todos los sectores que conformó la mayor manifestación conocida exigiendo no ser menos que otras ciudades extremeñas, pero fueron condenadas al ostracismo por parte del poder autonómico.
En la actualidad tienen más población que 7 capitales de provincia (Zamora, Huesca, Ávila, Teruel, Segovia, Cuenca y Soria) y un área de influencia más poblada que 11 provincias, todas ellas con mayores dotaciones en equipamientos e infraestructuras (entre 8 y 10 titulaciones universitarias), por poner el caso más sangrante.
No obstante, Don Benito-Villanueva y su comarca funcional son las que están proporcionalmente, por su aportación demográfica y, especialmente económica, peor servidas en dotaciones públicas, consumándose un desequilibrio geográfico arbitrario que se plasma en inadmisibles disparidades inversoras de las administraciones generando una injusticia territorial, en el denominado “espacio Huso30”, es decir el que transita desde la Autovía Ruta de la Plata hacia el Este que contribuye con mucho más de lo que recibe.
Consiguientemente, ahora que ambos alcaldes (D. José Luís Quintana y D. Miguel Ángel Gallardo) han tenido la osadía de plantear un referéndum para la fusión de Don Benito y Villanueva, los ciudadanos no deben cometer el error de seguir separados tras un largo noviazgo iniciado en los años 70 con la construcción del hospital comarcal, que les ha llevado demasiado tiempo siendo “pareja de hecho” (conurbación), pues prácticamente están unidas por el cordón umbilical que conforma la carretera Ex206 (Avda. de Vegas Altas) de 4 km de distancia, la de mayor intensidad de tráfico interurbano de Extremadura con cerca de 20.000 vehículos diarios.
En el presente mes están invitados todos los habitantes con derecho a voto a pronunciarse para llevar a efecto el acto matrimonial (fusión). Son todo ventajas, más allá de ser la tercera ciudad más poblada de Extremadura (64.000 habitantes), con una extensión ampliada hasta los 714 km2 (sumando la mayor superficie de regadío de toda España) y pasando a ser la segunda en aportación de riqueza propia. Además de incorporar a 10 entidades locales menores, 7 de Don Benito (Ruecas, Hernán Cortés, Conquista del Guadiana, El Torviscal, Gargáligas, Valdehornillos y Vivares ) y 3 de Villanueva (Entrerríos, Valdivia y Zurbarán).
Por ende, estimo que es una coyuntura excepcional que no se debe escapar, máxime cuando existe un compromiso institucional para la consecución del demandado polo universitario y la ampliación del suelo industrial donde albergar un puerto seco intermodal, necesarios para movilizar todas las producciones y atraer inversiones empresariales foráneas que ya están interesadas en asentarse en esta zona tan fértil como laboriosa.
Lógicamente, como vienen señalando desde la sociedad civil, a través de la plataforma ASISEVÁ (Avanza la Serena, Siberia y Vegas Altas), todo debe venir acompañado, casi simultáneamente, por las tradicionales reivindicaciones en materia de comunicaciones de carácter ibérico cuyos segmentos sólo están sin concluir, paradójicamente, en este espacio, como son la Autovía del Levante y Tren Mixto electrificado hasta Puertollano, tan importantes para la conexión Atlántica (Sines-Lisboa)-Mediterránea (Valencia).
Consiguientemente, creo haber expuesto de manera meridianamente clara mi postura, que es de apoyo a la unión de Don Benito y Villanueva, no sólo porque juntos más que sumar generan sinergias sino porque el éxito de toda iniciativa, como es esta que abordamos, radica en ser un proyecto compartido y asumido por la mayoría de sus ciudadanos a quienes les unen un espacio común, sentido y vivido a lo largo de la historia, base de la identidad para un escenario futuro.

Julián Mora Aliseda
Catedrático de Ordenación del Territorio y Políticas de Sostenibilidad Ambiental
Doctor en Geografía y Doctor en Sociología
Presidente de la Fundación Internacional para la Sostenibilidad Ambiental y Territorial (FISAT)
Premio a la Excelencia en la Transferencia de la Investigación. UEX

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