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La Fábrica de Caballitos de Cartón, pieza del mes en el Museo Etonográfico

Caballos de cartón

El Museo Etnográfico de Don BEnito ha presentado la pieza de este mes de diciembre que permanecerá expuesta en las instalaciones del museo. 

En esta ocasión, se trata de la fábrica de caballitos de cartón que data de dinales del siglo XIX y que perteneció al matrimonio de Ricardo Gil Torres y DJoaquina Gisbert Picó, procedentes de la población de IBI, (Alicante, ciudad conocida por sus fábricas de juguetes y de papel) que decidieron instalarse en Don Benito.

En esa fecha, no pudieron entrar en la ciudad por encontrarse en cuarentena debido a la epidemia de cólera morbo que asoló Don Benito aquel año. Se quedaron provisionalmente en Villanueva de la Serena hasta que se levantó el control sanitario.

Ya en Don Benito, se instalaron en el número 30 de la calle Ayala donde montaron una fábrica de caballitos y muñecas de cartón que, posteriormente, se amplió con un almacén de juguetes de todas clases.

Tras el fallecimiento de Ricardo, siguió el negocio su hijo Ricardo Gil Gisbert y su esposa Eufemia Hurtado Leal, quienes tuvieron dos hijos: José y Santiago que continuaron con la pequeña empresa juguetera familiar, hasta que, en 1951, José y Santiago se separan, quedándose José con el almacén de juguetes y Santiago con la fábrica.

Santiago Gil, era el alma de la Fábrica de Caballitos. Persona creativa, autodidacta y polifacética, él mismo recogía la materia prima, diseñaba los caballitos, fabricaba los moldes, experimentaba con diversos colores, barnices y texturas e incluso inventaba métodos, herramientas y maquinarias para desarrollar mejor la fabricación.

En sus mejores años, esta fábrica de caballitos llegó a tener entre 12 y 14 empleados (todos mujeres) más la familia, esposa e hijos. A principio de los años sesenta, con la introducción del plástico, el negocio decayó significativamente bajando el número de empleadas, hasta quedar exclusivamente como negocio familiar.

El proceso de fabricación de los caballitos y muñecas tenía como materia prima principal toda clase de papeles y cartones usados, reciclándolos mediante un pequeño molino de tracción animal, donde se trituraban mezclados con agua, hasta formar una pasta que se tamizaba y se prensaba en pliegos separados por tela de saco o arpillera. Estos pliegos de papel, aún húmedos, se colocaban en los moldes por capas, según el grosor que se deseara para el juguete. Entre capa y capa se procedía a poner una mano de engrudo, pasta-pegamento hecha con harina cocida en agua. Ya oreados, se extraían de los moldes y se dejaban secar al sol. Una vez secos, se unían las dos mitades con papel y engrudo, se pintaban y se les ponía en la base una tabla con ruedas. Ya solo quedaba ponerle los estribos y arreos hechos con cintas de colores. El caballito estaba listo para la venta.

La fábrica estuvo en producción hasta 1975, año en que Santiago Gil, por motivos de salud, tuvo que cerrarla. Finalmente, en 1985, murió a los 63 años a causa de la grave enfermedad que padecía.

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