Al grito de ‘peleños, forasteros, sanantoneros’ a cargo de Sergio Entonado, mayordomo de la cofradía de San Antón, Navalvillar de Pela ha explotado de júbilo dando comienzo a La Encamisá 2020.

El vino de pitarra y los biñuelos circulan por las calles peleñas desde las 8 de la noche mezclándose con emoción, gran ambiente festivo y Vivas a San Antón, San Antonino y el Chiquirrinino en este fiesta de interés turístico regional que se vive con gran intensidad en la noche de San Fulgencio.
Los peleños hacen gala de su gran hospitalidad para agasajar a los miles de forasteros que se dan cita en Navalvillar de Pela para divertirse y compartir la tradición de los vecinos de este pueblo.
Sergio Entonado, desde el balcón del ayuntamiento, rompía en Vivas al Santo desde el balcón municipal, acompañado del griterío de jinetes e infantería que entonaba los primeros cánticos entre el estruendo de cohetes y el repique de campanas. Con anterioridad, el alcalde anfitrión, Francisco Javier Fernández, ha recibido en el consistorio al vicepresidente segundo de la Junta de Extremadura, José María Vergeles, y a diversos alcaldes de localidades de la comarca.
Como es habitual, las calles del recorrido están repletas de pequeños puestos en los que vecinos del pueblo obsequian a los jinetes con vino y biñuelos. Los caballistas más característicos llevan la indumentaria típica de esta fiesta, con el gorro puntiagudo, camisa blanca y la manta de madroños en el caballo. La tamborilera Marta Pérez, de 12 años, encabezaba la comitiva sanantonera.
Los organizadores prevén la presencia de unos 10.000 visitantes y 1.200 caballos. La Encamisá conmemora unos hechos que se remontan a la época medieval, cuando los sarracenos quisieron conquistar la zona. La población local, desprovista de armas con las que luchar, montando a caballo y encendiendo hogueras por el pueblo, armaron tal algarabía que ahuyentaron a los invasores.